Recordemos juntos estas imágenes que perdurarán por siempre...
Cuando Adrien Brody ganó el Oscar por El pianista, su asombro no podía ser mayor, pero los que nos quedamos perplejos fuimos nosotros, cuando al subir al estrado besó apasionadamente a Halle Berry. “¿A que no sabías que eso venía en tu bolsa de regalos?”, le dijo Brody a la estupefacta Berry.
Acorde con su persona cinematográfica, Roberto Benigni se trepó por las butacas del auditorio cuando, en 1999, su compatriota Sophia Loren anunciaba su nombre como Mejor Actor por La vida es bella. Con un equilibrio impresionante, el comediante nos dio un preludio al infame salto en el sofá de Tom Cruise en Oprah.
Ni la orquesta ni nadie pudo parar el desplante que tuvo Cuba Gooding Jr. al ganar como Mejor Actor de Reparto por Jerry Maguire, en 1997. Su discurso se convirtió en una serie de gritos y bailes en los que agradecía una y otra vez a todo el mundo, recordando la histérica escena de Show me the Money, al lado de Tom Cruise.
Al subir a dar su discurso después de que casi le da un infarto al ser nombrada Mejor Actriz por El pasado nos condena, el hermoso rostro de Halle Berry se contorsionó en un espasmódico llanto en el que perdió toda compostura. Entre sollozos, lo que le pudimos entender es que ese premio lo ganaba por todas las mujeres afroestadounidenses que habían sufrido algún tipo de discriminación.
Dentro de las excentricidades de Marlon Brando, una fue mandar a Sacheen LittleFeather, una nativa americana, para decirles que él rechazaba el Oscar a Mejor Actor (por El Padrino, 1972), porque nadie merecía ganar un premio hasta que no cambiara la manera en que se trataba a los indios americanos. La “nativa” resultó ser una actriz.
MARTIN SCORSESE sufre de una vieja broma a la hora de la foto oficial (¡ah, qué travieso mi George!).
Lo que más trascendió del paso de Björk por los Oscar, no fue su nominación a Mejor Canción por Bailando en la oscuridad, ni que Lars von Trier dijera que trabajar con ella era como hacerlo con una débil mental. Lo que realmente dejó huella fue ese extrañísimo vestido de cisne que engalanó la alfombra roja y todas las listas de la peor vestida.
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