
“Cuando se es joven, se tiene un potencial infinito; se es capaz de todo: se puede ser Einstein, se puede ser Goethe. Luego llegas a una edad en la que obstruyes tu propio camino. No fuiste Einstein, no fuiste nada; es un mal momento. Hasta que, finalmente, me di cuenta de que mi salvación quizá estaba en registrar mi desperdicio de vida: quizá serviría como una moraleja, tal vez me ayudaría a entender el porqué.”
Sam Rockwell, "Confesiones de una Mente Peligrosa"