La directora juega con nosotros con una imagen que, por un lado, nos hace pensar en que de aquí en adelante todo será miel sobre ojuelas: se enamorarán nuestros protagonistas y cambiaran sus vidas. Mas por el otro, la atmósfera y la expresión actoral nos dice lo contrario: es punto menos que imposible un cambio tan dramático y su historia se tornara en tierna anécdota.
En suma, todo lo anterior nos llevaría probablemente a una interacción así de profunda; pero una vez lograda los elementos más complejos de una relación romántica (compromiso, renuncia, entrega incondicional) tendrían que forjarse de modo rápido y eficaz, lo cual es terrorífico, sobre todo para Bob.
A partir de la escena se nos viene la tercera parte del film. Descenlace que puede degenerar en "final feliz", o consagrar la película al definir la realidad, que en multitud de cotidianos acontecimientos nos muestra una cara gris, con obstáculos, dudas, desiluciones...
Crítica:
Hace pocos días ví por segunda vez Perdidos en Tokio. La primera vez fue hace aproximadamente siete años, momento en que no la entendí y me aburrió. Pero ahora, me sucedió lo contrario.
Hace pocos días ví por segunda vez Perdidos en Tokio. La primera vez fue hace aproximadamente siete años, momento en que no la entendí y me aburrió. Pero ahora, me sucedió lo contrario.
La película nos presenta una historia poderosa, unas actuaciones impecables y una realización cuasiperfecta. Todas las escenas representan un logro histríonico, artístico y técnico, definitivamente absoluto. La narrativa es agil y a todo momento comprometida con el tema, valores, disyuntivas y mensajes que plantea la trama. El humor que se nos entrega es fino, medido y efectivo; conocer la ciudad de Tokio jamás fue tan ameno, gracias a la genialidad de la directora.
La combinación de las partes de comedia con las del drama romántico y de aventura, que manejan un estilo único en cuanto a la edición, fotografía y la estupenda dirección de arte, funciona para aligerar y hacer digerible una película que por su crudeza y profundidad dramática, haría de otro modo caer al espectador en un letargo e incapacidad para discernir la amplia calidad del guión. Este es rico y complejo.
La combinación de las partes de comedia con las del drama romántico y de aventura, que manejan un estilo único en cuanto a la edición, fotografía y la estupenda dirección de arte, funciona para aligerar y hacer digerible una película que por su crudeza y profundidad dramática, haría de otro modo caer al espectador en un letargo e incapacidad para discernir la amplia calidad del guión. Este es rico y complejo.
Coppola nos plantea el tema de la insatisfación, la de cada protagonista con cada una de sus vidas de casados; pero mientras Bob está resignado a su destino, Charlotte está dudosa entre aguantar su situación o virar su rumbo. Ambos se saben perdidos en cuanto al sentido y control de su existencia; ello los mantiene tristes durante el filme, solos y reflexionado internamente ante la imposibilidad de trabar un entendimiento verbal, intelectual y emocional trascendente y verdadero con otro ser humano, en medio de una ciudad de Tokio que, en contraste, es cosmopolita, bullisiosa y divertida, donde la comunicación con los demás no es una opción, ya que a fuerza los individuos tienen que interactuar con todos los demás... y con la ciudad misma.
Bob se siente menos desdichado al estar alejado de su mujer (con quien lleva más de veinte años de casado) y sus hijos, puesto que ello le genera, cuando menos, cierta tranquilidad; a diferencia de Charlotte que, aparte de estar completamente aburrida, aún espera compartir muchas cosas con su marido (con quien lleva dos años de casada), pero no ha sucedido. Ambos desearían tener una pareja que de verdad los comprenda, acepte y apoye. En dicho contexto, ese hombre de 50 años y esa mujer de 20, ambos estadounidenses, que en apariencia no tienen nada en común, se conocen circuntancialmente en una ciudad extraña que les es ejena; sin embargo, consiguen aliviar recíprocamente un poco de la insatisfacción por las condiciones que soportan. Precisamente, su común denominador es estar perdidos en sus vidas. Se hacen compañía, se divierten, se comprenden y apoyan; por un rato se olvidan de sus tristezas, pero siempre tienen presente que este extraordinario momento podría no ser duradero: ¿tendrán que conformarse con su destino, o bien encontrar dentro de si una gran fuerza y valentía para liberarse de sus ataduras y encontrar la autentica senda de la felicidad?
El mensaje principal de la obra es que día con día debemos recordar el sentido que tiene para nosotros la vida; si nos percatamos que lo hemos olvidado, necesitamos reencontrarlo; o bien, si lo hemos perdido, vamos pues a construirnos uno nuevo, con el que en verdad alcancemos la felicidad.
Otro mensaje importante se da cuando Bob se despide de Charlotte. Por mi parte, lo entiendo así: "el amor no siempre puede superar los obstaculos". Ella está triste y enojada por la cobardía de él, quién prefiere regresar con su familia y no romper sus ataduras socioculturales a costa de perder la posibilidad de encontrar el verdadero amor junto a ella. Entonces Bob le dice que nunca la olvidará, lo cual implica que sí la aprecia en toda su magnitud, la ama y podría crecer todavía más el amor, pero no tiene el valor de ser feliz. Tal situación ocurre en el mundo a cada rato cuando las personas abandonan sus sueños, deseos o ambiciones, debido al miedo, cobardía o ignorancia.
En mi opinión, con este impecable guión se conjuntan la más sobresaliente dirección de Sofía Coppola y las mejores actuaciones de Bill Murray y Scarlett Johansson, en relación al conjunto de su carrera al día de hoy. Y todo encaja a la perfección gracias a la calidad y al uso adecuado de los elementos técnicos -dirección de arte, fotografía y edición, primordialmente-, sumados a la dirección sobria que se refleja en las actuaciones mesuradas y convincentes no sólo de los protagonistas, sino también de todo el cuadro de actores.
Género: Comedia dramática, romance
Valoración numérica: 10
- Disfrute: 9.5
- Actuación estelar: 10
- Actuación de conjunto: 9.5
- Dirección: 10
- Argumento: 10
- Originalidad del guión: 10
- Diálogos: 9.5
- Técnica: 3 décimas extras (edición, dirección de arte y fotografía)
Datos históricos:
Lost in Translation es la segunda película escrita y dirigida por Sofia Coppola (después de Las vírgenes suicidas), quien hija del famoso director Francis Ford Coppola, en el año de 2002. Es una coproducción de Japón y Estados Unidos, ambientada en Tokio. La película cosecho, entre sus premios más importantes, varios premios BAFTA, Globos de Oro y el Oscar a mejor guión original, todos en el año 2003.
Trama:
Bob Harris (Bill Murray) es un actor de mediana edad que se encuentra en Tokio para realizar sesiones fotográficas publicitarias. Está casado, pero su matrimonio ha entrado en una fase de aburrimiento. Respecto a la vida Harris se siente melancólico. En el hotel conoce a Charlotte (Scarlett Johansson), la joven esposa de un fotógrafo que está trabajando durante unos días en otros lugares del Japón, de forma que ella se encuentra sola en Tokio. Charlotte se siente triste también. Entre Harris y Charlotte se establece una relación de mutua comprensión, que se va estrechando a lo largo de los días en los que están juntos. Cada uno puede aprender algo del otro.
Trailer
Wow!!!! Adoro este film, no puedo decirte que es mi favorita del 2003 porque no lo es, debido a que dicho año tuvo la mejor cosecha de la decada, pero sin duda es una excelente película, inolvidable, muy profunda y con enorme sentido emocional.....
ResponderEliminarMe interesó mucho lo que mencionaste al principio, porque a mi me pasó algo similar, la vi hace años y me gusto algo, no me pareció la gran cosa, pero durante su segundo visionado se elevo el film mucho más de lo que estaba, me agradó muchisimo más que la primera vez, creo que es una de esas películas que ganan con cada nuevo visionado
Saludos!!!
Considero que las películas sobresalientes son percibidas diferente en cada circunstancia de vida y momento en que las vemos. Nos gustan más o menos que las otras veces y nos enseñan algo diferente.
ResponderEliminarPor ello también resulta mantener la objetividad ante algo que nos agrado o nos disgusto, llevandonos a considerar su calidad con el vicio de nuestra subjetividad; debemos siempre reflexionar nuestras críticas y calificaciones, hasta donde podamos.
¡Muchas gracias por tu comentario Cinespera!