Crítica:
Siempre me atrajo el título de esta película y por alrededor de tres años tuve el interés de verla, hasta el día que pude conseguirla y lo hice. Sabía que algo me dejaría y no me equivoque.
Todo empieza cuando Craig Schwartz, un titiritero profesional casado (interpretado por John Cusack), tiene que abadonar su oficio para convertirse en oficinista. Su nuevo lugar de trabajo es muy peculiar, ya que está en medio de dos pisos de un edificio y tiene la mitad de la altura de lo normal. Ahí conoce a Maxine Lund (Catherine Keener), compañera de trabajo a quien pretende conquistar; ambos encuentran por casualidad un pasadizo oculto tras un archivero que los conduce directamente al cerebro de John Malkovich (interpretado por sí mismo), donde ven el mundo como lo hace el mismo actor, pero sólo pueden permanecen por algunos minutos. Entonces a los dos sinvergüenzas se les ocurre hacer negocio, cobrando entradas como si fuera para un espectáculo teatral. Pero no paran ahí ya que el titiritero pretende luego marionetizar al propio Malkovich, ya no salir nunca de su conciencia y vivir una vida de fama que no le correponde, por supuesto, con la complicidad de su socia.
Vemos que el tema es la inaceptación de uno mismo. El asunto es definir hasta dónde llega la ambición justificada, para que no se vuelva un lastre que nos quite más de lo que nos da y afecte además al prójimo. El mensaje estriba en que la envidia y la falta de aceptación personal son un muro infranqueable para el exito propio.
Por otro lado, reconozco que todos los actores realizan su trabajo muy bien, en tanto que Catherine Keener lo hace excelente, además de ser en quien descansa la continuidad de la trama y los giros argumentales, mismos que son convincentes para una obra de este género; lo cual es de alabarse por tratarse de una película experimental con argumento raro y excéntrico, de esas que en cualquier instante pueden perderse en el lirismo o en la visión incomprensible del director, pero aquí eso no sucede. El film marcha sobre ruedas, eso sí, en un camino lleno de curvas, retornos y vías rapidas, a través de una comedia sólida, sencilla y efectiva, y de pequeñas partes de melodrama que funcionan adecuadamente. Su narrativa es ágil e interesante, para que al final todos los elementos den como resultado un viaje impresionante, entretenido y con una crítica convincente y fácil de identificar, dirigida en contra de la materilista y vanal sociedad occidental actual.
Una obra considerada dentro del Cine de autor, puesto que es muy original en su planteamiento argumental y desarrollo fílmico. Deslumbra la agilidad narrativa gracias a la combinación de la dirección de actores con el montaje, ambos excelsos. Su aportación principal consiste en renovar el género de fantasía gracias a su peculiar "punto de vista" y realización y a que critica con fuerza, como antes mencionamos, a la sociedad individualista que con su egoísmo y ambición exacerbados jamás logra conformarse con su situación concreta de vida, con independencia de que sea buena o no; por ello sus individuos ansían permanentemente ser otros e idealizan a las personas famosas, que se vuelven objetos de su admiración desmesurada, dejando de tener importancia como seres humanos a priori.
Una visión loca de la conciencia sobre nosotros mismos y de la valoración superficial que albergamos respecto a las figuras públicas. En mi opinión, el mejor trabajo de Spike Jonze a la fecha.
Una visión loca de la conciencia sobre nosotros mismos y de la valoración superficial que albergamos respecto a las figuras públicas. En mi opinión, el mejor trabajo de Spike Jonze a la fecha.
Género: Fantasía (Experimental), Comedia
Valoración numérica: 9.67
- Disfrute: 10
- Actuación estelar: 9
- Actuación de conjunto: 9.5
- Dirección: 9.5
- Argumento: 10
- Originalidad del guión: 10
- Diálogos: 9
- Técnica: 1 décima extra (edición)
Trailer
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